Continuamos con las impresiones de domingo de Karpov, que tanto gustan a algunos de los lectores más fieles. Fín de semana de sol en Madrid que se ha podido aprovechar para salir a pasear por los parques, viendo como el madrileño gusta del buen tiempo y se lanza a sus calles en cuanto asoma.
Como todavía está lejos el abrasador verano, podemos quedarnos con estas tardes en los que las chicas y los chicos toman el sol tumbados en toallas, los perrillos corren por el cesped y las tortugas de florida sacan su cabeza del agua turbia de los estanques y se dan un respiro en su tarea de destruir la fauna autóctona. El Retiro es siempre un sitio fabuloso para pasear. Parque bullicioso, amable y popular es el escenario perfecto para la pereza sabatina. Y para seguir con las prácticas pictóricas. Con tanto sol como hacía, y con una luz exuberante, la acuarelita ha quedado prendada de una cierta cadencia fauvista que no le favorece demasiado. Ya lo ven. Sin embargo, no esta mal del todo, creo yo, ya que se puede llegar a reconocer el edificio. Un perrillo se acercó a beberse el agua con acuarela que tenía en un tapón y estuvo jugando con el pelo de D. Este apunte queda, por tanto, como un recordatorio de la placidez y la simpatía de un día sin nada que hacer.
Además, quien tenga tiempo, puede pasar, si pasa por el Retiro, por el Palacio de Cristal y ver la exposición Espacios para habitar. Una bonita manera de aprovechar los fondos propios del Museo Reina Sofía, para ofrecer una relectura amable de obras menores en un espacio ajeno. La imposible versatilidad del Palacio está siendo aprovechada con muchísimo acierto por el MNCARS para establecer diálogos artísticos peculiares y organizar exposiciones singulares. Tanto es así que la gente coriente, está disfrutando con tranquilidad y simpatía de instalaciones y proyectos que, en las frías salas de un museo de arte contemporáneo les produciría un cruel (y razonable) aburrimiento. Ya ven, tan sólo hacía falta acercar unas exposiciones montadas con criterio y sin muchos recursos, hasta un contexto hermoso, poner un breve texto introductorio para que se produjese el milagro de devolver el arte a la calle.
Este fín de semana también he podido reencontrarme con el viejo amigo Louis Philippe. Fui a CD-Drome a buscar el nuevo disco de Astrud (del que muchos ya están hablando por esos incansables blogs). Pues bien, todavía no ha salido. Defecto de fábrica, dice César de CD-Drome. En Barcelona ya lo tienen -me cuenta un conocido de la noche profunda casi en la misma puerta de la tienda- ¡Quién sabe! Entre medias, qué bonito el disco Ivory Tower (él,1988)encontrado en el fondo de un cajón de la tienda. Justo, uno de los que me faltaba. Después de tanto tiempo, volver a escuchar la cadenciosa y romántica voz del dulce geniecillo belga llena de satisfacción y amor por la existencia. Chocolate soldiers es sin duda una canción fetiche. No me da tiempo a colgarla, quien quiera que rebusque en la Internet.
4 comentarios:
qué bonita postal madrileña.
Un apunte; me uno a las voces que reclamas que vuelva a un post por página, que este formato doble no veo yo que funcione
et voilá... sus deseos son órdenes para mi. Un post por página.
Aich! Qué deteriorado está ese Retiro en estos días!
El Jardín Botánico, tan chiquitín, romántico y escondido, aún tiene su cosa. Especialmente en un día de estos primaverales y con la recién abierta Cuesta de Mollano.
Oh! Louis Philippe... lo encuentro soportable en pequeñas dosis e insufrible en un CD entero ... como que me empalaga tanta pretenciosidad y tanto querer y no poder. Esa voz, esos arreglos, esa ampulosidad.
Otro apunte: vengo observando que en torno a los 23ºC el karpovcillo del tiempo se pone una camiseta de Smiley y un pantaloncito corto. Aunque sabes que estoy muy a favor de este imprescindible servicio en tu blog... no sé ¿habría alguna posibilidad de que la camiseta no nos torturara durante todo el santo verano?
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