De repente despierto de ese ensueño en el que Jonston se convertía en una espontánea versión local de Martin Stephenson (sonando ahora, precisamente),folk simpático y fácil para principiantes, letras amables y melodías dulces y un poco melosas capces de encandilar a todos los chicos y las chicas. Ya le veía yo hecho un Adam Green o un Bart Davenport (antes del Maroon Cocoon, eso sí) local, capaz de facturar canciones de costumbrismo y amor, ofrecer una cara bonita y despistada y distribuir gemas (Telefonoh o 100 latidos por segundo, disponibles aquí) pop en un repertorio encantador por lo desigual. Pero vayamos por partes...
Abre la noche Remate con un concierto de neo-folk bien tocado, bien cantado, con canciones que te podrán sonar de haberlas escuchado una y mil veces al acostarte tarareadas por el subcosnciente colectivo, pero customizadas y adaptadas con gusto y acierto... Una correctísima recreación musicada, un ejercicio de estilo, cuidado y bonito al que sólo se le podría pedir un poco más de cercanía. Al final uno se queda un poco frío, no hay nada especial en tanta corrección estética; no hay un momento vibrante, se guardan demasiado las formas. Muy bien guardadas eso sí.
El formato escogido por Jonston para dar el salto al rock ha sido el power-trio. Bajista, batería y guitarra; todo eléctrico, todo con una ejecución que, en los primeros compases parece más que notable. Sin embargo, mientras se suceden las canciones, la mezcla se va deslizando primero hacia el power-pop más robusto y facilón para, más tarde con los ánimos ya calientes, precipitarse en un pop-rock madrileño totalmente vulgar. Canciones afeadas (Telefonoh, mi favorita, no se merecía eso, de verdad) de manera lamentable por unas guitarras musculadas no tan cerca de Big Star como de los últimos La Granja; un sonido que sobrepasa la nueva ola madrileña y se acerca demasiado a esos grupos de la post-movida de infausto recuerdo. Finales de los ochenta revisitados, excusas nuevaoleras. ¿Por qué de repente hay grupos underground que se parecen tanto a Los Piratas? El señor de Escridiscos entre el público... ¡Dios mio! Esto sí que es Madrid Terminal, total. ¡Venga esas palmas!.
No acierto a entender motivos ni finalidad en esta traducción a directo de la propuesta de Jonston. Tanta energía y tan mal enfocada... Lo siento, de verdad, por unas canciones que no se merecen un tratamiento tan ramplón (quien quiera que escuche las versiones maqueteras y bonitas aquí). Es cierto que, en algunas canciones como El controlador de la hora ya se apuntaban maneras un tanto peligrosas (esas subiditas, esas guitarritas...) pero sobre las tablas, esas maneras se convierten directamente en un delirio pop-rock tan, tan cerca del Canto de Loco que no se puede más que huir aterrorizado. Al subir las escaleras del Siroco alcanzo a escuchar una intro instrumental que parece sacada del Baba O'Riley de Los Who en sus directos de los 80. Incrédulo, no puedo más que girarme, y casi convertirme en estatua de sal, para comprobar que tan dinosaúrico sonido corresponde a una interpretación de la otrora deliciosa Lo más bonito; aquella joya que servía de cierre a los maravillosos conciertos de Detergente, y que en la propia interpretación acústica y candorosa de Jonston producía una inimitable punzada de simpatía y buen humor cósmico.
Espero, no obstante, que sea solo la impresión de una engañosa noche de viernes. O un tránsito pasajero por un desierto power-pop, del que nuestro amigo saldrá reforzado... Habrá que esperar a contar con una muestra fonográfica definitiva (ése single o ése disco o una maqueta nueva), porque, a estas alturas, uno no se resigna tan facilmente a la desilusión y está dispuesto a dar segundas y terceras oportunidades a quien sea mientras sea bueno y sincero. Y es que, en el fondo, la mirada perdida y el pelo despeinado de Jonston acaban por ganarle a uno, que no se resigna a perder tan fácilmente a esos cantantes distraídos, simpáticos y un poco bobos pero capaces de hacer canciones bonitas, cercanas y encantadoras que tanto relumbrón y encanto dan a una escena local. Justo lo que ha sido hasta ahora Jonston y que no debería dejar de ser nunca.
Remate y Jonston tocaron en la Fiesta Limbo Starr el viernes 16 de junio en la sala Siroco (c/ San Dimas,3)
8 comentarios:
Sólo falto el pulpo, que según el del canto del loco, es un animal inteligente y símbolo del rock and roll.
Perdón por anticipado, pero es que tengo que decirlo: en la foto que has puesto del bajista sale clavadito clavadito al Mitch de "A Mighty Wind".
a mighty wind, qué gran película.
en cuanto al pulpo, jonston lleva un cangrejo.
y a título informativo: pulpo es pop en mallorquín. ¡viva el power-pulpo!
Pues aunque yo os recomiendo no seguir por esa senda estilística, si al final decidís hacerlo si que utilizaría la etiqueta power-pulpo.
Es más Jonston y seguro que en el RDL se quedan pillaos.
¡desde luego lo de llamarlo power-pulpo le pega mucho a jonston! aunque nosotros ya lo habíamos definido hace tiempo (con ayuda de murky) como rock-ardilla...
en fin, lo que piensen en RDL o incluso lo que pienses tú (que aunque exageres tienes buen gusto y sabes escribir), tiene que ser y es lo de menos... ¡es que a nosotros nos gusta mucho así!
¡Esa es la actitud!Y solo puedo decir que bravo. Lo que opinemos los plumillas, fanzineros y bloguistas debe contar cero para los grupos.
Yo espero el disco, y las canciones buenas que es lo que importa y lo que no debe faltar. Y, por ahora, a Jonston no le falta.
Haces que me acuerde de los fans ingleses y bien vestidos de Bob Dylan, gritando "¡yo no he venido a ver a una banda de rock!¡fueraaaa!"
Hay que ver lo que duele cuando lo que sólo te gustaba a tí empieza a gustarle a los demás...
Pues no miss tantrum... te equivocas porque a mi me gustaría que Jonston le gustase a todo el mundo porque sus canciones están muy bien.
No se trata de eso. Y Dylan, en el momento en que sus fans le gritaban eso estaba haciendo el r'n'r más puro (¿musica como mecurio líquido la llamó alguien?) y no creo que la comparación venga al caso.
Porque la versión power pop de Jonston NO es como aquel Dylan.
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