Es muy difícil asumir que los tiempos cambian y que a las nuevas generaciones no les importa en absoluto tener un CD con portadita, letras y con fotos. Y mucho menos pagar por todos esos extras. Lo que prima es descargase muchas cosas y muy deprisa, y darles una escucha rápida: me gusta – me lo quedo; no me gusta – lo borro al instante.
Las compañías de discos tal y como las hemos conocido hasta ahora están condenadas al cierre y, con ello, todos los jefazos, lameculos, A&Rs y personal de diferente pelaje que, hasta ahora, han chupado de lo lindo del talento de los artistas van a tener que dejar sus puestos de trabajo para dedicarse a otro oficio más apetitoso. Dentro de nada, no habrá ni una tienda de discos convencional a la que ir, porque cada vez existirá menos material físico para comprar, y las ventas se hundirán aún más, por lo que resultará poco rentable abrir y llevar un establecimiento de este tipo. Incluso los titanes del año 2007 que aún miramos con atención las portaditas y el artwork desistiremos ante la situación que se nos avecina, y la cosa quedará reducida a algunos sitios de compraventa en la Red y poco más. Asimismo, muchos negocios que han funcionado alrededor de todo ello se van a ir al traste. No habrá productores, porque cada cual se lo guisará y comerá; ni estudios de grabación – lugares que, por cierto, están desapareciendo a una gran velocidad,- porque la música se grabará en casita; ni diseñadores de bellas carátulas y de encartes interiores, porque no habrá dinero para gastarlo en este tipo de historias.
Todas estas cosas están condenadas a desaparecer. Para los amantes de lo físico la única salida es la autoedición. Nada de tiradas grandes: más de 200 copias significa pillarte de lo lindo. Volveremos a la época de los fanzines y de los discos manufacturados en casa para fetichistas de lo tangible. Bonitas ideas con diseños efectivos y formatos especiales con el disco dentro para llamar al atención de los 200 pajeros que se aventuren a pagar por tener algo al alcance de la mano. Más que una evolución, será un regreso al pasado, prácticamente a la cultura del DIY total. Y echaremos de menos las grandes SUPERPRODUCCIONES, algo que quedará limitado a los supergrupos a escala mundial. Los demás artistas, seguirán el método de Juan Palomo.
Es difícil saber si el panorama que he presentado va a ser algo positivo o negativo. Por un lado, se producirá la democratización total de la música, para liberarla de los lazos administrativos y mercantiles que la controlaban hasta la fecha, para darle el carácter lúdico que mucha gente desea. Cualquier persona podrá componer, producirse y mostrar sus composiciones al público a través de los diferentes canales tecnológicos que se utilicen. Y el éxito se medirá en el número de descargas y en los comentarios a favor o en contra de lo que se escuche. Y todo será inmediato. Nada de las campañas promocionales vistas hasta la fecha, de discos congelados hasta su fecha de lanzamiento, etc, etc ... La música se crea y se cuelga de inmediato, y la gente podrá descargarla al momento. El boca a boca (o el teclado a teclado) será suficiente. Y todo gratis y burlando, por ejemplo, a las aves de rapiña de la S.G.A.E. – al menos en un primer momento. Esto dará lugar a una rapidez tremenda en modas, hypes, etc ... la originalidad llevada al extremo. Lo más bizarro para llamar la atención será lo que la gente vea y escuche. También tendrá una gran importancia el uso de las canciones. La publicidad de las grandes compañías será esencial para llevar los nuevos ritmos al GRAN PÚBLICO. Como el caso de Orange con el tema de Rutina, pero a lo bestia. La unión del fuerte con el débil pero interesante. Todo el mundo se morirá por formar parte de una campaña de Coca Cola o de Levi’s. El estrellato, lo MÁS.
Pero, por otra parte, el público más exquisito va a salir perdiendo de lo lindo. Sin riesgo, sin compañías de discos y con las limitaciones del mercado, los seguidores del lo-fi se lo van a pasar de lo lindo con un grupo birmano que graba en el pajar de su casa con una guitarra de tres cuerdas y con la cabra chillando, pero no tendremos acceso a joyas cuidadas y pasadas por las manos de un estudio con un productor de grandes conocimientos y capacidad para ofrecer un toque innovador, profesional y personal al producto. ¿Quién no daría algo por ver a Espanto en un estudio bueno y producidos por Ibón Errázquin? ¿O a Los Punsetes grabando sus canciones con la ayuda de Ian Masters a los controles? Pero claro... ¿quién se va a arriesgar a realizar inversiones de este tipo para vender 200 copias físicas de unas posibles obras maestras?
Lo dicho, hoy por hoy, la única salida es la vuelta a los principios. Cosas bien hechas con los medios que se tengan a mano para crear productos dirigidos un grupo entendido y como vía para agrupar a los pocos que quedamos y a los que quieran venir. Como en el 1982, pero en el 2007.
¿Los tiempos cambian?
Federica Pulla
8 comentarios:
Que nostalgica estas Federica. Yo lo tengo claro,si Ramoncin esta en contra, yo estoy a favor.
Esta claro que las victimas son las tiendas de discos y el ego de los coleccionistas y los diseñadores pero la vuelta a los origenes para mi solo ofrece ventajas. La democratizacion de la musica va a hacer accesible ésta a todos los publicos,sin tanta diferencia adquisitiva. Por otra parte va a fomentar los conciertos que ahora si que estan en crisis porque estan casi totalmente monopolizados por las promotoras grandes,como la musica llegara a mas casas, los grupos seran mas conocidos y supuestamente acudiran mas personas a los conciertos.
Estoy encantada tambien con la vuelta al DIY y a los zines, porque llevabamos ya bastante tiempo con la tirania de los diseñadores y la estetica vacia.
Esta claro que da nostalgia que se pierda un formato, pero lejos de anclarnos, creo que todo lo que signifique mas espontaneidad cultural y menos intermediarios es positivo.
Yo creo que no hay que dramatizar tanto. En realidad lo que pasa, en mi opinión, es que, gracias a las nuevas tecnologías (mp3,4,..n, ipods, p2ps, blogs, youtubes, myspaces, audacitys, etc), se ha afianzado el estilo o corriente que habéis mencionado: el DIY (que casi inevitablemente conlleva asociado el sonido LO-FI), es decir, uno de los nuevos géneros a añadir al panorama musical de finales del siglo XX-principios del XXI. Se caracteriza, además de su peculiar sonido amateur, por su "popularidad" en el sentido de que ahora cualquiera tiene acceso a la tecnología suficiente para publicar al menos lo mínimo, o visto desde el punto de vista del que escucha: ahora podemos acceder al talento (por pequeño que sea) allá donde se encuentre. Sí, es como una democratización de la industria, tal y como comentais. Lo que pasa es que eso no implica que vaya a desaparecer necesariamente el modelo con el que se venía funcionando. Simplemente se ve afectado porque ahora son más bocas a repartir, por tanto se reducirá (y de hecho así está pasando) la presencia y la importancia de los antiguos agentes intervenientes (tiendas de discos, distribuidoras, A&R, etc). Pero, al igual que el vinilo y la cassette no han desaparecido (ni desaparecerán en mi opinión) por el surgimiento de los formatos digitales, tampoco va a desaparecer el viejo sistema. Tuvo su época y su auge, ahora quedará reducido a unos determinados artistas, ya no será el modelo predominante. Otro ejemplo: hubo una época en que la estructura predominante de la música popular moderna se dividía en el compositor, el intérprete y los músicos de acompañamiento. Luego surgieron las bandas tipo Beatles o Beach Boys en las que un grupo de amigos hacía todas esas funciones y ese pasó a ser el nuevo modelo. Pero el anterior no ha desaparecido: todavía hoy en día siguen saliendo cantantes que no cantan canciones propias sino de otros compositores (sobretodo en la zona mainstream con lo de OT y demás). En fín, que estamos asistiendo a la consolidación del LO-FI - DIY (o si lo preferís a una segunda etapa dorada de esta corriente que comenzó, en mi opinión, a finales de los 70). Saludos y gracias por leer!
No ... si no me pongo catastrofista ni sentimentaloide ni nada por estilo ... sólo que soy consciente de los cambios que existen en los patrones de venta de música y la necesidad de existe para un nuevo cambio. Que este cambio signifique un avance o un retroceso, es ya otro cantar, pero que las cosas se han transformado es algo más que evidente: tiendas de discos vacías y cada vez más escasas, público más desinteresado, etc, etc
Pues a mi me deprime pensar que en un tiempo puedan dsaparecre los vinilos. Pero me temo que si alguna vez tengo hijos, los mirarán y me preguntar´n qué es y para qué sirve... Snif. Ojalá nunca llegue ese día, o me pille muerta...
Tanta historia con Federica y la mujer no para de colarnos post llenos de obviedades y muy aburridos, como los omnipresentes coments pero en largo.
Ya está el abuelete cascarrabias dando por c***o al personal.
Hombre Carolina, yo creo que los chavales te preguntarán si los vinilos son de tecno, que es lo que me pregunta el supermoderno hijo de mi peluquero cuando me ve llegar a hacerme el peinadito karpoviano de vuelta del Club de Amigos del Disco.
Y como les digas que es de pop de los ochenta y noventa ("ya sabes, independiente y eso") no mirarán raro a los discos. Te mirarán raro A TI. Que es más chungo.
Qué bueno verte por aquí, bienvenida!
Creo que mi último post responde bien a tus reflexiones, Federica.
Invitados:
http://jsorel.wordpress.com/
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