El claro al final del bosque

A mediados del verano pasado, comentaba en este mismo boletín el delicioso, atípico y maravillososo concierto protagonizado por Ray Rumours y François en Madrid. Si en aquella ocasión no podía más que caer rendido ante la emocionante sensación de frescura artística, delicia y delicadeza que destilaban este par de geniecillos, ahora sólo puedo corroborar hasta qué punto tocan techo en lo que a ternura y sensibilidad se refiere. El motivo es la edición de un increíble split single llamado Forest Songs (stitchstitch records) en el que nos invitan a dar un paseo por su particular bosque encantado. Todo aquel que necesite una caricia psíquica, encontrará en estas seis canciones un doble oasis de hermosura pop en donde se actualiza espléndidamente aquella solicitud de hug my soul que solíamos pedir a los discos los días de tormenta.

Nadie debería dejar de tener en su hogar este Forest Songs. Todo un talismán para conjurar la melancolía otoñal; una pequeña obra maestra que concentra lo mejor de las respectivas obras de sus autores en un mini-artefacto fonográfico de imprescindible escucha por parte de todo buen aficionado al pop de estilo indie. Ecos de primitivismo (Marine Girls, Aventuras de Kirlian), hermosura y pastelismo abiente, deliciosos hallazgos propios... y además la alegría de la cooperación, de la amistad y de la curiosidad por escuchar lo que tiene que decirnos el otro. Generosidad y talento concentrados que sirven de puro bálsamo emocional frente a la adversidad. Escuchar las dos caras de Ray Rumours y François es como presenciar un diálogo entre dos espíritus benefactores que se reuniesen a charlar en un claro en lo hondo del bosque.



Así, en la cara de Ray Rumours encontramos una descripción del plano del tesoro que es Secret Hideout, toda una exquisitez acústica que continúa la senda marcada por el exquisito CR-R The Hemulen (también en stitchstitch); el pop de juguete de Forest Song sirve de minúsculo y sustancial interludio antes de caer en la intrigante Wolf Song con la que cierra su narración. Este cuento de pop mínimo es escuchado por su amiguillo François que pasa, si damos la vuelta al disco, a contar su visión de la brisa matutina y del movimiento de las ramas de los árboles. La maravilla que es Hold on sirve de amigable gesto de respuesta. Al pequeño ukelele de Ray, François contrapone un micro-pop orquestal hecho con reverberantes cachivaches, pianitos y dulces melodías sincopadas que, a veces se quedan supendidas en el aire. Con la instrumental Aaron's steps, presenciamos la descripción de un paisaje sentimental que tiñe de melancolía la historia que nos cuenta de este furtivo maestro del infra-arreglo para, como hiciese su amiga, volver un rato más tarde sobre sus pasos (en The way to the forest) e indicarnos el camino hacia la dulzura con piedrecitas de colores.

Un disco mágico, por tanto, que llega con las primeras lluvias otoñales. Un disco precioso al que nadie con un coranzito pop podrá dejar de rendirse. Si, además, resulta que el artwork es un precioso dibujo del talentoso François, la galleta son garabatos hechos con una caja de lápices de colores y las canciones han sido grabadas en dormitorios amorosos en Madrid y en mini-estudios alrededor del mundo, entonces tenemos un curioso capricho que hará nuestras vidas un poco mejores.

Se puede conseguir en exclusiva en Madrid en la siempre atenta y underground tienda Bang!