14 mayo 2006

Los límites de la realidad

Extraños Punsetes. Su peculiar mezcla de costumbrismo arreal, siniestrismo local y un paradójico humorismo sigue constituyendo un misterio en nuestra actual y difusa escena. Así, con su segunda maqueta avanzan en su deambular hacia el corazón de la tiniebla mental nacional. Crónicas de la mendacidad y el hastío que llevan al oyente a preguntarse si estos Punsetes son genios avanzados o unos chavales cenutrios que, de manera incosnciente y azarosa, están consiguiendo sin pretenderlo, hilar más fino que nadie.


Los Punsetes y Karpov se esquivan. Habiendo perdido una vez más la oportunidad de verles en directo (dos ocasiones fallidas en las últimas dos semanas), escucho de nuevo su segunda maqueta con atención, en parte, gracias a la decepción expresada por la simpática editora del blog-zine Fuck me I'm Twee. Esquivos y paradójicos, Los Punsetes nos han salido por la tangente con una maqueta más oscura, menos agradecida en cuanto a melodías, estribillos y soniquetes. Pero, al contrario de lo que piensa nuestra apreciada indie-popster, no supone una transición en espera de algo mejor sino un escalón más en el perfecto retratro de la modorra psiquica, que está dibujando en sucesivas canciones esta extraña banda. Una maqueta, en cualquier caso anómala, en la que el grupo se muestra más oscuro sobre su intencionalidad última. Hay doble sentido en todo esto, pero no queda muy claro cuál es.


Banalización de la frustación vital. Ambigüedad en esta España, ya no tan negra, pero demasiado gris, que ha sustituido las panderetas por las recopilaciones de los Pixies. Cretinismo, frustaciones, desencuentros, cainismo y estas cosas que hacemos en la ciudad española (esa constante obscenidad, como la llaman ellos). Menos pop que en aquella primera ocasión que tuvimos de escucharles; más oscuros, un poco más indie-roqueros, un punto vulgares, muy brillantes. Esto son los Punsetes en su nueva versión. Ya lo dicen ellos, lo peor de la natación es que todos nadan mejor que yo. No están descubriendo la rueda. Están narrando la crónica de la irrelevancia nacional. A base de ironía chunga, autismo críptico y un esteticismo tuno absolutamente desconcertante.


Porque Los Punsetes no son los nuevos TCR. El idealismo que albergaban los de Barcelona en sus apasionados corazones se disueve aquí en una crónica más voraz y más negra. Menos ira, sustituída por una suerte de hastiada perplejidad, es lo que encontramos en Los Punsetes; una perplejidad que puede resolverse tanto con la broma de trazo grueso como con el hallazgo lírico. Menos frustación y más humor de pandilla madrileña. Más rock para acompañar una suerte de celtiberia-grunge y, aún así, el máximo de refinamiento en letras y apreciaciones. Extraños, Los Punsetes estos. Extraña maqueta que se abre con la críptica Los Gordos, que bien podría ser un retrato del pajero español. Una maqueta hecha ni desde dentro ni desde fuera, ya decimos, porque Los Punsetes siguen empeñados en dejarnos claro los límites de nuestro ocio mental; ahí tenemos esa Teoría de la clase ociosa, turbadora oda a las conexiones entre hastío y ansiedad. O ese tremendo retruécano a cuenta del principio de realidad freudiano que es La dificultad que encierra.


Otra iniciativa irrelevante de Los Punsetes, en suma. Otra iniciativa de brillantez incalculable envuelta en tonos ocre y mate. Con un excelente Sonido de los Noventa arropando el invento, la ambigüedad entre el mal rollo español y el requiebro costumbrista no llega ni a lo cómico ni a lo trágico. Y eso descoloca al oyente. Porque Los Punsetes lo que si que hacen es asumir que ésto es lo que da de sí un grupo de rock español y ésto es lo que da de si la realidad cicundante; chuscos y brillantes, en consecuencia han cuadradado el círculo como hacía tiempo que no lo hacía nadie por estos pagos. No vamos a tener mejores maquetas que éstas, en realidad porque no tenemos un panorama mucho mejor que el que cuentan Los Punsetes. No nos engañemos, cuando la realidad nos despierta del ensueño indie, caemos en dinámicas de odio social similares a las narradas con acierto en Topacios y jacintos. Que nos lleven los diablos, en resumen. Pero el caso es que ni nos llevan, ni nos dejan de llevar.


Como siempre, los curiosos pueden acudir a www.lospunsetes.com para decargarse las canciones, las fotos, las letras. Los más esforzados se pueden dar un paseo hasta la tienda BANG! y comprar el cedé en formato real.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

como ya he contestado en mi blog, creo que no me explico muy bien.
en el fondo estamos bastante de acuerdo en nuestra valoración de la maqueta. a mí sí que me ha gustado, sólo me concentraba en algo que tú también dices, en la irrelevancia de estas canciones, en que no son ni tcr ni nada que vaya a cambiar nada... en que molan, pero dentro de lo que mola su contexto, y eso que, para lo que es su contexto, se salen.

Karpov Shelby dijo...

Sí, creo que coincidimos bastante en la valoración de esta segunda maqueta. Aunque a mi me gusta más que la primera, como ya comenté en tu blog. En cierta medida aproveché tu post para enlazar esta crónica,que tenía pendiente desde hacía un tiempo.

En cualquier caso, creo que de Los Punsetes lo más interesante es que, como me dijo un amigo, no les acabemos de pillar el rollo y estemos mareando la perdiz. Esa inquietud ya es un signo bueno en un contexto malo.

Pero también molan mucho tomados independientemente del contexto. Que a veces parece que a los pobres le aplicamos el axioma ese de que en el país de los ciegos...

Anónimo dijo...

me acaba de explicar alguien que ha leído ambos blogs que lo que nos pasa es que los punsetes son más punks que nosotros y por eso nos hacemos la picha un lío... va a ser eso.

Anónimo dijo...

Ja ja ja!!

Anónimo dijo...

No me gusta lo de punks, pero sí lo de esquivos. Por cierto, ¿me puede explicar el porqué de tanta insistencia con el entorno, con los límites de la escena y con España en general? Y lo de esteticismo tuno pasa sólo porque aún no nos ha visto...

Karpov Shelby dijo...

Tal y como lo veo yo, es mejor ser esquivo que punk.

Lo del entorno es una cosa que me intento quitar porque se que queda como de noventaiochismo indie y hace feo. Pero me sale la vena de qué malos son nuestros poetas. A la que me descuido. Con menos gracia que a Astrud, eso sí.

Por eso, para la tercera maqueta prometo no hablar del entorno, la escena o de cómo me duele España.

¡Palabra!

Anónimo dijo...

No, si al final vais a mosquear a los chavales y todo, y eso que os gustan... Nosotros los vimos en directo el otro día en el Juglar y estuvieron increíbles. Ella llevaba un vestido que recordaba vagamente a un traje de enfermera, con manchurrones de sangre y todo,y convocó un montón de energías de mal rollo a medio metro sobre nuestras cabezas. Luego las dejó caer. Estuvo muy bien. En esta casa nos los ponemos mucho y somos superfans. Recomendamos, para completar el críptico, "Dónde pasas el fin de semana" de Anntona. En el maispeis.