11 noviembre 2005

Fear of an indie planet


A vueltas como estamos con las identidades nacionales alternativas, parece que va siendo hora de que empecemos a pensar qué pasa con nuestra nación indie y su eterno exilio interior. Tras el desmantelamiento de la música juvenil y el avance de la horrenda escena fake-punk noctámbulo y millonario (Veracruz, Margarita, Ginferno, Garzón y con ellos toda la vendidísima prensa pop ...puaj!) poca resistencia se puede articular. Aún así, documentamos dos nuevos intentos de jangle-pop partisano que se unen a las células existentes en Irún (Tremolina versión blog), Barcelona (Escuela moderna, Discos Harte, J.Irizar) o los desarticulados pero militantes grupúsculos madrileños. Un nuevo sello, Tragadiscos (Sevilla), y un grupo maquetero, Dormouse (Madrid-Andalucía) se incorporan al planeta indie. ¡Menos mal!
1. EL SELLO
Parece que este movimiento popular nace de mecánicas divinas, como diría aquel, ya que resiste contra viento marea. El caso es que, a lo largo del pasado Ladyfest Jesús Miguel (Tremolina), Luis (Espanto) y yo, pudimos adquirir a primera referencia del sello Tragadiscos. Según nos contó la pareja responsable, su objetivo era editar únicamente singles de vinilo por ahora. No tendrian grupos fijos y editarían rarezas que cediesen grupos ya conocidos en la nación indie. ¿Esto va a ser una cosa como Caff? -les pregunté- me dijeron que sí y me intentaron explicar quiénes eran los Lucksmiths o los Shermans. Es decir, un proyecto curioso que se inicia con ilusión, una cierta voluntad de formar a la celtiberia indie y una cierta inocencia. Para mi gusto, a estas alturas ya habría que ir dejando a un lado los guiños al twee-pop de los noventa y hacer gala de una actitud más chulesca (más C-86, si quieren) porque al final es que se nos comen. Pero aún así este 7" mini-sampler edición limitada a 250 copias supone una bonita presentación.
Curiosamente, los grupos aquí reunidos brillan con más fulgor juntos que por separado. De justicia es reconocer que los nombres de Nice Man, Sodastream o Shermans no son a estas alturas muy sugerentes. Y, sin embargo, el single se precipita a toda velocidad por frescas cascadas de puro pop surtiendo un efecto reconstituyente y vigorizante. Así en la cara A los Lucksmiths se lanzan con una canción que supone una acertada revisión del indie canónico llamada Now I'm even further away (melodía, requiebros, ritmo trepidante y vacilón),para dejar paso a una inyección de glasgow pop a cargo de Nice Man (Let's have a meaningful relationship)para que cierre la cara la bonita coda de Sodastream Firelines. ¡Qué buenas canciones todas! poco twee y mucho pop. Bien.
A pesar de que la cara B empieza con el clásico pop escandinavo propio de los Shermans, Ignorance is bliss,(¡qué nostalgia de aquellos Happydeadmen que dieron tanto relumbrón al pop sueco!), es decir de manera aburrida; Pipas (que por mucho que digan algunos es un grupo imprescindible en la actualidad) hace que se nos ilumine el oído con la increíble ru.La historia se cierra con los Charm Filter (con miembros de Camera Obscura)y la bonita Coming back to me now. Y uno se queda tan contento, en primer lugar porque el indie pop todavía funciona en su formato natural, el single, incluso grupos como los aquí reunidos, que tampoco es que sean increíbles, todo hay qu decirlo. Hay esperanzas por tanto. En segundo lugar, porque el hecho de que haya gente en Sevilla con humor para estas aventuras es motio de alegría y, por lo menos en este momento, merecen nuestro apoyo incondicional y que les compremos todas las referencias.
2. LA MAQUETA
Dormouse son una pareja de chiquitos andaluces (chico y chica, como Pipas) que pasean por Madrid sus canciones de indie al estilo pastelista y teenage fanclubiano (más lo segundo, eso sí). Para consolarnos de que cantan en inglés facturan canciones preciosas y de una delicadeza inusitada por estos pagos. Recomendados con fervor por Guillermo Z. del Águila, artífice principal de que la demo cayese en estas manos, el CD-R sin títulos, créditos, dirección de contacto o nada que se le parezca, es una colección de perlitas delicadas, bonitas, sensibles, optimistas, inocentes y cualquier otro adjetivo que aplicarían a discos como Mobile Safari (Pastels), C-86 and more (BMX Bandits) o Gran Prix (Teenage Fanclub) más una versión de los Magnetic Fields.
Como sucedió cuando descubrimos a J.Irizar, su actitud de duendes indies sin resabio ninguno y su habilidad para recrear el espíritu de Geographic con una cándidez incluso superior a la de las bandas del sello capitaneado por el singular Stephen Pastel, hace pensar que aquí tenemos a unos artífices del mejor "pastelismo internacional" y que, de tener una mínima infraestructura (sellos, radios, público...) grupos como Dormouse podrían estar sonando tranquilante en la tienda Avalanche sin desmerecer en absoluto de sus mentores escoceses.
Ya ven, aunque de manera modesta, parece que nuestra jangle nation resiste todavía ante los embites de la cruda realidad musical española. A ver si para el año 2006 (¡20 años del C-86!) se recrudece la lucha y este país tan roqero siente un poco el miedo a un planeta indie.

05 noviembre 2005

Spider & the Webs: Red de resistencia

Una vez pasada la tormenta Ladyfest y recopilando los materiales adquiridos e intercambiados en los puestecillos de los conciertos, podemos empezar con el ranking de novedades derivadas del festival. En la semana que ha pasado desde entonces la demo de Spider & The Webs ha sido la reina del reproductor de CD. Quien tuvo, retuvo y Toby Vail, a diferencia de muchos de sus cómplices y allegados que saltaron y saltan todavía en la palestra mainstream, se ha convertido en referente ineludible de un cierto underground partisano que se atrinchera en esas pequeñas pero irreductibles Olympias de la mente.
Fingers on strings, hands on skins. whispers, screams, ice on fire. "our music is striped with polka dot flashes". James Maeda, guitarrista de Spider & The Webs
Toby Vail lleva con una sencillez simpatica su palmito de estrella subterránea, tal y como se pudo comprobar en las jornadas de la semana pasada. Se paseaba por los conciertos con bastante tranquilidad, atendía curiosa y, cuando habló en público, dijo algunas de las frases más sensatas de todo el festival. En su actitud se puede apreciar la tranquilidad que tienen aquellos que están exactamente donde quieren, que no ven necesidad de mover ficha y que no están dispuestos a hacer concesiones ni al ogro corporativo ni al papanatismo altrnativo. Como sucede con Amelia Fletcher, se la ve sencilla, amable y pensando más en qué hará pasado mañana que en todo lo que hizo hace cinco o diez años. Que por otra parte es bastante: no hay que olvidar que además de riot grrrrrl fundadora y miembro de Bikini Kill, tocó la batería en aquellos legendarios Go Team que fueron germen de K Records y Beat Happening y quien, si atendemos a la leyenda, sopló al bueno de Cobain la cantinela que decía que el secreto para salvar el rock de los 90 estaba en juntar la cultura indie rock con Black Sabbath.
Así, no es de extrañar que Spider & The Webs fuesen una de las sensaciones de todo el festival (superando en expectación a la legendaria Ana Da Silva). Con una formación en absoluto all-girl, más bien todo lo contrario, Vail cumplió con creces con las esperanzas depositadas en ella. Canciones de alto voltaje, matizadas por una impronta de ese pop americano goloso y rotundo (Spector, Shangri-las...) y vocación de espectáculo juvenil, cambio de instrumentos (Vail a la guitarra, el batería a la guitarra, Vail a a la batería...) y una imagen absolutamente fiel a la tradición rock (gafas de rock, chalecos psicodélicos, guitarrista oriental, el batería de los Dub Narcotic Sound System...) el concierto que dieron se ajustó con exactitud a lo que los cronistas más roqueros y ortodoxos denominarían "una descarga de adrenalina y electricidad". Es decir, perfecto.
Por eso, mientras se sucedían las canciones acariciaba con placer anticipatorio el CD-R de la maqueta de la banda y, una vez desapareció el ruido de la sala, empecé a desear deslizarlo en el equipo de música y ponerlo al máximo volúmen día y noche. Y, desde el momento en que estallaron los bafles al rítmo de Do you really wanna? este disco se ha alzado con el honor de ser la mejor grabación actual que ha pasado en mucho tiempo por casa. Ocho canciones que incluyen una versión guitarrera (y no stoniana) y sensual del Movin' on up primal-screamedélico y otra de Rocky Erickson.
Superando ampliamente a Sleater Kinney por furia bien encauzada en Bacon achin' y por matices pop en la bonita y básica Frozen roses, Spider & the Webs cuentan con un sonido primario, rítmico y vibrante que recupera lo mejor del indie-rock americano y lo multiplica por mil a base de melodías pop de lo más apetecibles. Porque una vez terminada la escucha uno se queda con la grata sensación que dan las cosas esenciales y divertidas, enérgicas y simpáticas; como pegar saltos, golpear un tambor o hacer ruído con una guitarra. Es un grupo que zarandea, pero también abraza, que chilla y que canta; es una maqueta perfecta para todos aquellos que se acuerden de esa década que empezó pidiendo gimme gimme indie rock para acabar presenciando impasible el desmantelamiento de la cultura juvenil por parte de los departamentos de alternative marketing.
Como la intrincada guitarra de la canción instrumental que cierra el disco, Mr. Hypnotist, Spider & The Webs teje una complicada tela de araña en la que va atrapando al oyente con múltiples maniobras, una veces dulces, otras furiosas, siempre estimulantes, creando una curiosa red de resistencia sonora que elude la confrontación maniquea con la cultura rock establecida, eludiéndola y transitando los espacios en los que ésta no está presente. En general, el secreto del disco está en que apela a los principios más puros de la indie nation creando el oásis acogedor y enérgico donde decansar y recueperar la fe en convicciones fundamentales. Algo absolutamente necesario en estos tiempos en los que proliferan las palmadas en la espalda y la satisfacción de haber conseguido aunar arte y negocio en una simpar superación de dialécticas culturales caducas.
Ahora,pensarán algunos, lo que hace falta es que prenda el ejemplo y no tengan que ser las mismas luminarias de siempre las que pongan los puntos sobre las íes. Y posiblemente tendrán razón, pero mientras tanto más vale disfrutar de cosas como esta demo, que para quejarse ya están los plumillas de la prensa gratuita.

01 noviembre 2005

La mañana después de la revolución

Finalmente se celebró el Ladyfest en Madrid. Conciertos, charlas y fiestas concentradas en tres días de música y movimiento que ahora tratamos de asimilar; para quien se quiera hacer una idea, sólo decir que tienen que ser los pazguatos Cane 141 los que suenen esta mañana de lluvia y nos ayuden a aterrizar mientras por el salón de casa van apareciendo maquetas, discos, fanzines o flyers y resuena en la cabeza el grrrrl punk de estos días atrás. La revolución vino y se fue, ¿queda alguién ahí?
Muy divertido, muy ajetreado, muy polémico, muy cansado, muy diverso y muy disperso. Todos estos adjetivos aparecen ahora en nuestro desgastado cerebro a la hora de pensar en nuestro primer Ladyfest madrileño. Con muchos grupos, conciertos muy buenos, algún error de fondo y algún otro de forma, pero muy bien en general. Sobre todo para aquellos que agradecemos poder ver a grupos como Spider & The Webs (¡¡¡Toby Vail, increíble!!!), tener ocasión de impresionarnos con la propuesta de Ana da Silva (cero expectativas, millones y millones de alabanzas), disfrutar de grupos noveles divertidos, refrescantes y provocativos como Las Pulpas; o simplemente encandilarnos con la tralla maravillosa, intensa, candorosa, chillona, cargada de nuevas y viejas reivindicaciones de Sibyl Vane.
Tampoco se puede olvidar a Hello Cuca! y su tremeda puesta en escena (Fairytale in the supermarket con la señora Da Silva, como bonus emocionante para todas las riot grrrls y para algún indie kid despistado), tampoco se debe dejar de lado a Wet Dog (tremendo renacer de la batería de The Rebel, rock on, rock on! pero... ¿qué hacía Murky Mancuso saliendo a tocarse una canción? ¡basta de cameos alehop!)
Muy roquera, tremenda y marchosa la chica de Two Tears (no en vano se trata de una ex-Red Aunts), para animar un domingo en el que uno ya vagaba por el barrio de La Latina como un espectro. Muy interesantes algunas películas: Don't need you, buen documental sobre el movimiento riot grrrrl punk; increíble la rareza Margarita y el lobo , asombrosa muestra de vitriolo cinematográfico, de monstruosa vigencia e ironía certera filmada por la española Cecilia Bartolomé en... ¡1969!
Una pena que la charla con Tobi Vail y Ana da Silva en la sala Entredos fuese más una sucesión de monólogos en los que las moderadoras intentaban sacar la declaración feminista fácil mientras las protagonistas, acertadamente, hablaban de la capacidad y derecho a la expresión de las personas, de creatividad, de hazlo, piensa, mueveté (y, sobre todo, pasando de una férrea disciplina de género lo que no sentaba demasiado bien a algun@)
Interesante también el hecho de que el taller de fanzines que coordinó Paula sirviese para articular críticas de uno y otro lado al festival, organización y grupos. Quien se acuerde de las famosas purgas de fanzineros críticos que aplicaba el Festival de Benicassim apreciará el hecho de que el propio Ladyfest ofrezca tijera y papel para opinar sin restricciones. ¡Chapeau! El fanzine además, muy bien, muy bien, creativo, radical, divertido, dulce... es decir como deben ser las cosas.
En resumen, éste ha sido el fín de semana ideal para no parar con rock femenino salvaje, salvaje total. Y al final es lo que cuenta, independientemente de las posibles incongruencias por parte de la organización y público (¿por qué rechazar a los hombres que disfrutan, aprecian y vibran con la cultura femenina? ¿se trata de igualdad real, de persona a persona? ¿o sólo del clásico "ésta es mi zona, vete a la tuya"?)
Porque, lo cierto es que, en general y a pesar de todo, Ladyfest ha contado con un clima imaginativo, dinámico y cooperativo que resume gran parte de la "salida del armario" de una nueva cultura femenina preocupada por hacer y ver cosas nuevas, excitantes y soprendentes sin perderse en discursos aburridos de críticos seniles (NO Susan Sontag, SÍ Toby Vail). Dejando a un lado anécdotas propias de la estulticia militante de un lado y la crítica quejosa (e hipócrita) de algunos hombres que acusan de radicalismo a las chicas sin tener en cuenta que para ellos es muy cómoda la situación tradicional de "yo rock-star, tú groupie", ha sido una buena oportunidad de ver un torrente de girly-energy a ambos lados del escenario desplegada de manera divertida, soprendente e ilusionada.
Se puede hacer una crítica más acerada, se puede ser más malo, no todo fue un cuento de hadas... Pero estoy intentando recuperar todos los datos y materiales desperdigados por mi salón, así que por ahora sólo puedo referirme a la sensación general que es divertida, confusa y ruidosa. Y, si de rock, identidad y liberación se trata, el ruído, la confusión, la diversión y el jaleo nunca están de más.