14 enero 2007

¿Trabajar cansa?


De pocos personajes de La Movida se pueden decir, sin comulgar necesariamente con sus postulados estéticos, tantas cosas buenas como de Víctor Coyote. Sempiterno heterodoxo, grandísimo estiloso y trabajador infatigable, el señor Víctor Abundancia es uno de los personajes más inquietos del panorama musical de nuestro país y su carrera a lo largo de los años de la post-movida y más allá, uno de los secretros mejor guardados de la música nacional.

Después de abrir, con Los Coyotes la caja de los truenos del rock latino que tantos, tantísimos beneficios ha reportado a caraduras, vividores y sinvergüenzas a ambos lados del océano; después de dejar una imborrable e inclasificlable colección de canciones y sonidos que serían aprovechados por unos y otros, el señor Coyote se retiró a su guarida desde la que siguió diseñando,escribiendo, componiendo y tocando de escenario en escenario. Los madrileños le hemos visto organizando conciertos a la hora del vermú, pateándose los escenarios, compartiendo cartel en saraos artísticos y modernos, sacando sus discos. Le hemos visto a la última siempre, culoinquieto, escribiendo libros (Cruce de Perras, quien lo ha leído dice que es una cronica magistral y muy graciosa de los 80), siempre saliendo a ver qué pasa por la calle. Por eso, que el Coyote aparezca sobre los escenarios con la formación del año 84 no suena a nostalgia más que en su justa medida. Poque uno no va a ver un regreso, sino otro evento más protagonizado por un grandísimo señor roquero que ha eludido a base de trabajo, inteligencia y savoir faire el olor a naftalina que acompaña a muchos de sus compañeros de viaje. Y a todos sus plagiarios, miren si no el trágico ninot en que se ha convertido Santiago Auserón.



Noche de sábado en Madrid. Siguen las fiestas de La Movida. El Sol cuelga de nuevo el cartel de “No hay entradas”, algo que no extraña viendo que la cola de invitaciones supera con creces a la de entrada general. En fín, tampoco vamos a cuestionar más la validez del sarao. “Gracias a Tierno Galván por promover La Movida y también a José María Álvarez del Manzano por afirmar, con razón, que La Movida no sirvió para nada”. Ya lo ha dejado dicho el Coyote a la primera de cambio. Dejando las cosas claras y a cada uno en su sitio. Caústico y muy consciente de cuál es su lugar, el Coyote está en forma, con muchísimo estilo y un notorio distanciamiento respecto del propio acto del que es protagonista absoluto. Se muestra muy sólido recogiendo aquellos momentos de los que se siente más orgulloso, como sucedió en las demoledoras relecturas de 100 guitarras, Esta noche me voy a bailar o Fiesta Salvaje; efectivo ejerciendo de padre no reconocido de la latinidad, saltando y bailando con mucho cachondeo y una cierta intoxicación etílica para desterrar la mortuoria solemnidad con que algunos quisieran cargar este reencuentro; y muy profesional acometiendo aquellos otros pasajes que encajan menos en su actual visión artística. Generoso, dejando paso a canciones de Los Mestizos (grupo hermano, dijo), gracioso en sus disculpas por haber propiciado la aparición de una legión de odiosos melendis, poco sentimental y muy divertido, rodeado de un público absolutamente entregado y bailongo, pasó con honores la prueba de enfrentarse a su pasado. Como los grandes. De paso, debo decir que se lució con una rendición enorme de Extraño corte de pelo que dejó al personal más que contento. Para rematar la faena, el Coyote dió lo mejor de sí y se descoyuntó a tocar las maracas y se desgañitó cantando ¿A quién quieres tú? en una versión monumental y torera de Bo' Diddley con la que dijo no adiós, sino hasta dentro de unos meses. Para entonces será su repertorio y su presente lo que se celebrará. Como hemos venido haciendo estos últimos años.



Es cierto que el concierto fue desigual, pero también es verdad que de justicia es quedarse con los mejores compases. Y no estaré cayendo en la mixtificacón mitómana, el tren de la posteridad pasó frente al Coyote hace ya mucho y le dejó, injustamente, en el andén. Pero, con una sabiduría y estilo que para sí querrían muchos, Víctor se encogió de hombros y siguió con férrea inteligencia e integridad trabajando en lo suyo. Hoy, mientras unos celebran la cadavérica decadencia de esos astros de hace 25 años, y otros siguen pidiendo que se les levanten monumentos y miran al mundo con desprecio, desde la autoridad artística que dan lustros de holganza y vida de rentista, éste señor sigue siendo uno de los personajes más interesantes, activos y creativos de cuantos pululan por Madrid. Y, de justicia es que al hablar de un concierto nostálgico y con aires de compromiso nos quedemos con lo mejor. Que además fue muy bueno.

Los Coyotes 84 tocaron la noche del sábado 13 de enero en la sala El Sol (c/ Jardines, 3)


13 comentarios:

Anónimo dijo...

Nooooooooooooooooo !!!! los Coyotes noooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo !!!!!!!!

Karpov Shelby dijo...

No se por qué, pero me esperaba una cosa así :-)

Anónimo dijo...

Es que al Padre Prior le sacas de lo que toca y se descoloca. Es bromita, es bromita... Siento haberme perdido lo de Víctor, porque sin ser fan de Los Coyotes, soy un rendido admirador de este monstruo. Pégate un capón fuerte en el occipital por no haber leído "Cruce de Perras", vergüenza debería darte, leñe!!

Anónimo dijo...

A los Coyotes hay que decirles SÍ siempre, hombres. Y que se las ensayen mejor para la próxima. Y que toquen Aquí Estoy de Nuevo o 300 Kilos. Y que SÍ.

Anónimo dijo...

Yeah!

Anónimo dijo...

Nooooooooooooooooooooooooooooo LOS COYOTES NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO ... que el que mola es Jaime Urrutia (y Edi Clavo también, claro está!)

Anónimo dijo...

Realmente no se que hacer que el mono no haga
Si me doy la vuelta el mono también
Si yo duermo en cama el mono también
Si yo bebo vino el bebe también
Realmente no se que hacer que el mono no haga
Si entro adentro el mono también
Si ahora salgo también sale él
Ya no se que hacer que el mono no haga
¡¡Realmente no se que hacer que el mono no haga!!

Paca vete a Las Ventas con el Urrutia, jodío!!

Anónimo dijo...

Ay, Paca, lo tuyo si que es pa'cagarse. En dos líneas y sin más argumentos que un simple NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO te ventilas, precisamente, a dos de las personas más sensatas y talentosas de la música española de los funestos ochenta, y te quedas tan pancha. ¿A ti dónde te han dado la cátedra, bonita?

Y luego nos cuentas lo de los exclusivísimos JOYONES indies autralianos que tú escuchas ¿no?

A mí lo que se me viene en mente es la canción aquella de Objetivo Birmania, la de "Uy, vaya lío, los amigos de mis amigas son mis amigos", que si no... te iba a decir por dónde me paso yo los JOYONES...

Anónimo dijo...

Me refería a Edi Clavo y a Víctor Coyote, no al tontolaba del Urrutia. Pero es que eso no hace falta explicarlo al que tenga dos dedos de frente...

Anónimo dijo...

Joer con el Pollo ... y encima defiende a Edi Clavo ... ya es que te cagas las patas abajo ... con "auténticos" así es como para decir algo ...

¿Será por las patillas?

¡¡¡ Urrutia al poder !!!!

Anónimo dijo...

Nooooooooooooo, Jaime Urrutia nooooooooooooooooooo.

El que mola es Messi.

Anónimo dijo...

Pero Fernando Torres es más guapo...

Anónimo dijo...

Bueno, Doggy, eso habría que determinarlo científicamente.