22 marzo 2007

Bocados de realidad

Después de tanto divagar sobre la cuestión sueca y los multiples pros y contras del pop nórdico, anoche pudimos ver, bajo los focos y el colorín del escenario, todas sus virtudes y sus defectos. Los encantadores Loveninjas presentaban su disco The secret of the Loveninjas ante una sala Moby Dick bastante llena para ser miércoles y en la que no faltaban chavalitos canónicamente indies que parecían sacados del folleto corporativo de la disquera Labrador. Todo estaba dispuesto para una noche triunfal, por tanto, y sin embargo...

Sin embargo, no es tan sencillo trasladar la pulcritud del sonido sueco al directo. Primera decepción, los fonográficamente impecables Loveninjas, suenan bastante a lata. Con una formación poco contundente (sólo una guitarra, bajo, teclados, baterías) aparecen bastante más básicos y menos sutiles de lo que hacía intuir su disco. Curiosamente, tampoco son máquinas instrumentales. Suecia no es América, amigos, y el frío ártico se nota, aunque se esconda bajo capas de encanto y educación exquisitamente socialdemócrata. Segunda decepción, los Loveninjas no mueven ficha y se escastillan en el pop chispeante y sutil pese a no tener suficiente artillería para ello. Más lógico hubiese sido que hubiesen optado por recrudecer su propuesta, dar volúmen a la guitarra, y acentuar ése lado pop-punk que dejan intuir, a veces, sus canciones. Pero los Loveninjas son suecos. No son ingleses. No son cenutrios.




Así que comienzan con la deliciosa Care, que queda bonita y un poco fría pero que hace, a pesar de todo, albergar expectativas; el concierto puede ser simpático, agradable y encantadoramente agreste. En las canciones siguientes, esta sensación se va difuminando. Falta sonido y cohesión: el grupo no termina de pillar el puntillo. I wanna be like Johnny C, con su rollo rítmico queda bien, otras no tanto... La cosa avanza con altibajos hasta la segunda mitad del concierto. Con Earl grey with honey se lanzan a un civilizado dream-pop de guitarra(s) afiladas que les sienta bien. El guitarrista rubiales cobra protagonismo y sube el volúmen, mete distorsión y da a los Loveninjas, ya en la recta final, un brío que no les sienta mal. Para el bis, la banda suena mucho, muchísimo mejor. Pero se ha acabado el repertorio y nos vamos todos a casa. Tanta expectativa se ha quedado reducida a un concierto sin historia. Un concierto en el que uno recuerda con más simpatía las, un poco amaneradas, poses y miraditas del cantante, alguna sonrisa cómplice entre los miembros del grupo y lo educadísimos que son con el público, que los (escasos) momentos estelares. Una pena, ya digo. Al final, uno no puede más que maldecir un poco a estos chicos que graban unos discos hermosos pero que no resisten demasiado bien el contacto con la realidad, antes de irse a casa en una noche de frío polar y horrible que me hace pensar que Estocolmo no debe ser Hawaii. Ni tan guay.


Loveninjas tocaron la noche del 21 de marzo en la sala Moby Dick, por cortesía de la asociación Fikasound, organizadora del concierto.



8 comentarios:

Anónimo dijo...

Hice bien en ahorrármelo, pues. Te veo cada vez más aquilatado en tus crónicas. Y aprovecho para decirte que el número 37 estará en tu tienda favorita dentro de una hora. Y para saludarte, of course.

MJ dijo...

Bueno al finál me pasé el miercoles entre mantitas intentando expulsar a los virus feroces que se habían hospedado en mi torrente sangineo. El disco que me grabó de estos suecos me sigue pareciendo impecable.
Doggy, yo el finde me paso a por el 37 por alguna tienda del ramo tebeístico.

Karpov Shelby dijo...

Doggy, lo mismo que JM. El propio sabado me paso a por el nuevo ejemplar. A ver qué tal os ha quedado. Y gracias por el saludo!


JM, sí el disco es impecable, como dices pero en concierto sosillos. A lo mejor es que me gustaba tanto el que esperaba MUCHO más.

Anónimo dijo...

Bueno, yo creo que la impresión que te causaron era la que (sospechabas) iban a causarte. Como fan histerica de la cuestión sueca que soy, no dejo de reconocer que la mayoría se lanzan a la pista sin saber bailar. Y es que hacer un disco bonito es mucho más fácil que bordar un directo, y anoche tuviste una buena muestra. A mí lo de los directos cada vez me importa menos, como ya no puedo asistir a ninguno....

Cambiando de tema, los Zebras han puesto un enlace en su myspace para comprar sus dos discos. ¿Has escuchado el primero? ¿me lanzo a por él?

Saludos,
Manuel Soleado

Regiones Devastadas dijo...

No viene nada al caso, pero como sé que algunos de sus lectores son fans del músico y fotógrafo Violeta Gómez, comentarles que le acaba de caer un añito de talego. No por sus canciones, por supuesto. Por lo otro. Lo cuentan aquí:

http://www.laverdad.es/murcia/prensa/20070321/region_murcia/carcel-fotografo-violeta-gomez_20070321.html

y aquí se defiende:

http://www.laverdad.es/murcia/prensa/20070322/region_murcia/queria-mostrar-belleza-mundo_20070322.html

Anónimo dijo...

Pobre Violeta, qué disparate...

Anónimo dijo...

Si es que uno ya no se puede fiar ni de los suecos.
Saludos de Alvarito, tu amigo berlinés ;)
esperando que vengas a verme.

Karpov Shelby dijo...

Hombre, Manuel, yo la verdad es que tenía muchas ganas de verles y cómo el concierto de los Legends de hace unos meses me gustó bastante (pese a que el grupo me es bastante indiferente), pues parecía lógico albergar bastantes más esperanzas.

Si hay que elegie algo, es mejor quedarse con el disco. Indudable. Pero si un buen disco se lleva bien al directo... pues mejor que mejor. Ahora, si un grupo no lo hace ni bien ni mal, es preferible que se quede en casa. Que nadie ha pedido una gira mundial de los Loveninjas. Al final uno acaba por mirar con malos ojos a los grupos sosos.

De lo de los Zebras, no puedo decirte nada. Salvo que, si tenemos en cuenta las canciones del segundo LP, el primero puede ser interesante.

Alvaro! menuda sorpresa! ya me habían contado lo de tu fuga forzada a Berlín. Con un cierto tono de leyenda, todo hay que decirlo.

Y, bueno, pues Violeta no penará en prisió, por lo que se lee en la noticia. Algo es algo ¿no?