25 noviembre 2006

Encuentros y rescates


Y, ¿qué voy a decir a estas alturas de la tercera maqueta del dúo Espanto? Tras unos días de ausencia de la realidad bloguista, siguiendo las aventuras madrileñas del Sr. Tremolina al detalle , vuelvo sobre estas Cuatro canciones, retomo la historia donde había quedado... y, encuentro que ésta ha seguido su curso. Las canciones del dúo Espanto ya hablan solas, sin que un cronista bloguista venga a hacer florituras sobre ellas. Esto es, por tanto, lo que debía haber dicho nada más sacar su carta del buzón.

Espanto, son una realidad, como dicen algunos por la blogosfera. Espanto no son para tanto, dicen otros. Espanto son observadores, son curiosos. Son extraordinarios también, como esa Profesora de primaria que suena a tantas cosas, que recuerda a tantos cuadros, y que se resiste tanto a ser el hit que unos quieren y otros no quieren ver... Siguen su historia; dejan que sigan su curso sus historias, que son las nuestras y son también las que no son las nuestras. Siguen regalando ese especial tesoro musical, que mezcla, con puntería, lirismo, dulzura, costumbrismo y anomalía. Pero yo no puedo decir nada de Espanto que no suene también a piropo dulce, costumbrista y anómalo porque las historias de Teresa y Luis están, de cerca y de lejos, tan entretejidas con las mías que suena raro hablar de ellas delante de más gente.


Para mí, que soy siempre imparcial, las canciones de Espanto tienen una fineza maravillosa. Son asombrosamente delicadas, paradójicamente rotundas y exquisitas. Me maravilla su poética del día a día, sus observaciones hechas desde el pasmo y la delicia... Son canciones construídas con curiosidad, alegría y un no se qué tristón que les da el rubor de las cosas vivas. Cuatro canciones para empezar el otoño; que tienen ese especial humor del otoño, mezcla de actividad y de pereza, de esperanza y desazón. Así, Profesora de primaria, es un hit que no lo es. Una historia que se mostrará sin solución, a medida que avance el curso, pero que ahora se resume en esa declaración de amor del alumno díscolo que inflama el corazón. Todos somos un poco extraordinarios antes de que las cosas se nos compliquen, parecen recordarnos en esta oda a la ilusión sin solución. Brigada de rescate es una dulce muestra de pereza amorosa cuando cambia el paisaje. La narración sentimental, pelín irreal, de una pérdida del norte geográfico que se corresponde con la pérdida de otros puntos cardinales más relevantes. Una historia de desamor topográfico insólita y quebradiza. La trampa de ser, es una de esas raras autobiografías que te hacen terceras personas y que suenan fantasmales en el equipo de música porque parece que es tu conciencia quien te dicta la cartilla, desde lo hondo del baffle. Aquí y allí, a la vez no puede ser... cuántas veces ha resonado esto en mi cabeza... Y eso de querer resolver hoy mismo lo de ayer. Terrible. Sublime. Terrible, otra vez.

La maqueta se cierra con la tristísima y melancoliquísima La obsolescencia del producto. Una oda a las cosas antiguas, que creemos rotas e inservibles. Las cosas que no quieres tirar y tiras, sólo para ver cómo se te rompe el corazón cuando otro, que viene detrás, lo coge con cariño y con dulzura lo aprovecha. Como, con dulzura, los Espanto van cogiendo de aquí y de allá trastos y cachivaches y mirando con atención los estantes de esa rara almoneda que es la vida en busca de piezas con las que armar canciones, historias de moraleja difusa que cuentan penas de intensidad variable. Cosas que van juntando en sobrecitos, enviado aquí y allá por si le pueden ser de provecho a alguien. Realizando, en suma, una tarea musical de dificil catalogación pero de disfrute inmediato.

Más crónicas al respecto en la Post-Tremolina, El Ruido de la Calle. También en Love of 74 hay una encendida crítica canción a canción.

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