26 abril 2006

Bicicross, hablando de cosas raras


Mucho se ha escrito de la emergente escena underground, aquí e incluso allá. Poco se pueda añadir de un tema que se ha vuelto parte de nuestra rutina de ocio; aún así, todavía queda sitio para lo insólito en nuestro necesitado pequeño planeta pop. Todavía hay a quién le da por hacer ruído y lanzarse contra el aburrimiento a bordo de máquinas raras. Y muchas veces, son estos anormales quienes consiguen que se encienda una bombilla, tonta pero suficiente, para iluminar un poco el túnel en el que estamos todos metidos. Y es que, por mucho que nos asombre a los más stajanovistas, tanto reír y tan poco hacer no siempre es malo en esto de la música popular.


Bicicross son los nuevos
idiots savant del pop madrileño. En entradas anteriores se les comparó con Boyracer. Me reafirmo en esta apreciación, Bicicross representan ese lado melódico del punk recortable en el que el “no hay futuro” ha sido sustituído por el slapstick dialéctico-musical. Una comedia de situación situaciónista, sex
o para los discapacitados, un barullo y un batiburrillo, esperanzas de última hora... son cosas que se vienen a la cabeza escuchando su primera maqueta, así dichas al buen tun tún. Por mucho que nos duela a los sabihondos de la clase, la estupidez puede ganar alguna batalla al talento. Maravilloso sonido abigarrado, mágicas melodías pegajosas, paseos en baby de guardería, pop de cotolengo. Anormal voluntad de facturar canciones en medio del infierno after-pop en el que llevamos ardiendo las últimas temporadas. Maravilla de maqueta. Estupidez salvífica.



Quien quiera recurrir al I-ching y a la teoría combinatoria de las influencias puede hablar de J.Irizar toca la batería, de un aire a la escudería Geographic, de los Derribos Arias de Branquias bajo el agua, de un cierto chantajismo melódico y del gusto irracional por las letras insensatas, los coros anormales y los ceros en conducta. Barabarie inspirada y sana intención de hacer el ganso. Quien quiera rastrear en esta maqueta encontrará perlas del sinsentido como Mimisi, obertusa, sublime y cretina a la que sucede la bonita y surreal égloga mecanicista Cómo fui secuestrado por un zeppelin, con sus coros y sus pájaros de hojalata... De la delicia que es Adjunto no hace falta decir nada; se trata de una, en absoluto encubierta, declaración de incapacidad permanente; ajena por completo a la frustración, esta canción hubiese hecho llorar de emoción a los tigres que pintaba el aduanero Rousseau. Si supiésemos matemáticas, ¡ay!


Bicicross han confirmado, por tanto, en su maqueta las impresiones fugaces que tenía de ellos. Desaprensivos que han salido a bailar, como cantan en la coda maligna que es Londres como desees, Londres muere, y que conjuran la rareza, la irracionalidad y la irreverencia articulando un pop desmontable; un mecano sentimental construído con varillas de melodías obvias y con los restos que han ido quedando por el trastero de nuestras sucesivas escenas. Bicicross son caóticos y estupendos, desatinados y brillantes, frustantes y deliciosos. Son insólitos, sublimes, cenutrios y divinos... son todo aquello que prende, en los intervalos y márgenes de error demasiado amplios, y hace que cambie un poco nuestro sentido de la fuerza de la gravedad.


MEDIA MAQUETA:

Adjunto

Cómo fui secuestrado por un zeppelin


La maqueta de Bicicross está editada por Afeite al Perro. Se puede pedir en bicigirl@gmail.com o comprarla en la tienda Bang!


Las ilustraciones de acompañamiento son de Tito Inchaurralde y están tomadas sin consentimiento alguno de la web de la editorial Fulgencio Pimentel

1 comentario:

Anónimo dijo...

Claro que tienes consentimiento, tonto. Me alegro mucho de que te hayan gustado. Besos de tu

Orestes

Pd- Vete preparando para una llamada telefónica intempestiva mía.