03 septiembre 2005

Hype, sex, fun... 10 razones para querer pasar un rato con CocoRosie

En estos tiempos en los que los hypes cuentan con tanta calidad como capacidad de obsolescencia (ver a Antony y su combustion espontánea antes de que hayamos podido terminar de escuchar el final de su disco) y que, lejos de producir la ira y hostilidad de antaño, son recibidos con curiosidad para luego ser despedidos con un sentimiento de melancolía, frustración y hastío lo mejor es poner por escrito las razones por la que nos atraen ahora y no tener que dar luego más explicaciones (yo creía que sería, que no era lo que era...)
Ya con las entradas para la presentación de CocoRosie en Madrid en nuestro poder, tranquilo sabiendo que estaremos en la primera cita moderna de la temporada, es el momento de decir por qué el dúo me parece una sensación irrenunciable (para los próximos 15 minutos por lo menos).
Atentos, estos motivos son reversibles y en ellos está la clave del odio y la inquina que les tendremos todos el día de mañana.
1. Consiguen combinar la irreverencia perversa de Bad Dream Fancy Dress con la estudiada inocencia neo-hippie de Devendra Barnhart. Y son tan sospechosas de ser un constructo de marketing cultural de vanguardia como el cándido barbudo. Es decir, morbo, morbo y más morbo e incertidumbre ¿We won't get fooled again?
2. Las voces son enervantes, impostadas, ñoñas, molestas y con un deje de esos ruidos que hacen los niños para sacar de quicio a sus padres, lo cual está muy bien. La instrumentación es todo lo perversa que sería la de Magnetic Fields si Merritt no temiese despertar obvias suspicacias legales.
3. En las fotos dan una imagen de estupro y vanguardia histórica. Es decir, son arties.
4. No son tan guapas, pero parecen listas y eso hace, a su vez, que sean sexys. No nos engañemos, tienen su vicio.
5. Su artwork y su atrezzo (animales, bañeras y cuartos de baño, buhardillas y travestismo) pintan una estampa de ambientes bochornosos y (otra vez) viciados. Como es facilón funciona, pero está bien hecho.
6. Tienen canciones muy buenas y singles para los más in de la neo-crowd de tristi-poppers, indies desarraigados, alternativos y chicos con barba . Además tienen canciones muy malas llenas de efectos y su seguno LP es, directamente, una continuación difusa del primero. Es decir puro hype en vena; es de esperar que sean sólo un suspiro otoñal.
7. Cuando no tienen canciones la cacofonía y el falsete produce un sonido asiniestrado de casa de muñeas, cajita de música, sainete o teatro de marionetas... de nuevo pederastia estética para corazones modernos y amantes de las tinieblas de fiesta pijama.
8. Mezclan a Marc Bolan con Satie banalizandolos a los dos. Sí, lo adivinaron... son iconoclastas (y, posiblemente, nihilistas).
9. La historia de las hermanas que crecen separadas y se juntan en una buhardilla para, con unos cachivaches de hacer ruido reencontrarse espiritualmente y se convierten en la sensación de la prensa musical más vanguardista es una deconstrucción freudana y sáfica del cuento de la Ceninicienta. Al estar contado en un estilo goth-pop y ser tan simple como una historieta de Adrian Tomine, el cuento las hace ganar puntos.
10. Se canta una canción el Antony con ellas, graban para Touch & Go. En definitiva, son modernas.

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