18 diciembre 2006

Dios salve a los nuevos puritanos


Después de mucho escuchar su último LP desde el final del verano, puedo afirmar con absoluta tranquilidad que Camera Obscura han renacido artísticamente. Lejos quedan aquellos tímidos y obvios inicios como seguidores y satélites de los, en la actualidad vulgares y ventajistas, Belle & Sebastian. En su lugar, ha aparecido una banda de malencarados y posesos indies melódicos que se ha entregado a una reconstrucción del chamber pop en clave country. Una clave country que nada tiene que ver con el sonido de la frontera y sí con una actitud severa, puritana y rígida no sólo les ha redimido sino que, cegados por la luz, ha llevado a estos escoceses a lo más alto del panteón indie-pop.

La historia tal y como me la imagino yo, después de verles el sábado en directo, se desarrolla de la siguiente manera: viendo la vergonzante claudicación de sus admirados Belle & Sebastian como adalides de la sentimentalidad
indie, a Tracyann Campbell se le cae la cara de vergüenza y, animada por la ira y el despecho, decide arrogarse el papel de airada guardiana de las esencias pop. Se encierra, reflexiona, pasa por su personal travesía del desierto y, cuando vuelve al estudio, firma uno de los discos más asombrosos y pluscuamperfectos del todo el pasado año, Let's get out of this county (Elefant 2006). Quintaesencia de la perfección melódica, el disco es además una dulce oda al desengaño y la tristeza. No cantan a ésa impostada y tonta melancolía que afeaba las cancioncillas de Biggest Blue-Fi (Elefant, 2004) o Underachieves try harder (Elefant, 2004), sino al malestar difuso y a la imposibilidad de escape con que se complican y envenenan los momentos cotidianos. Puro pesimismo calvinista hecho rodaja de vinilo. La joya, editada por Elefant (sí, otro diez para el sello), es un soberano ejemplo de lucidez repleto de canciones sobresalientes. Y una inteligentísima vuelta de tuerca a un género que, por adolecer de realismo en sus planteamientos, se estaba quedando tontito, tontito (y que miren a Stuart Murdoch quienes no se lo crean).


Por eso (y porque no pude verles en su día en la madrileña sala El Sol), tenía programado desde hacía tiempo una visita a la Ciudad Condal. Cuando una banda está en estado de gracia lo mejor es seguirles la pista. Máxime cuando su disco ha soportado entre los primeros del montón de novedades tanto tiempo. Por tanto, la Campbell y compañía se presentaban como estrellas de un horrendo festival al que sólo salvaba su generoso móvil benéfico y Karpov! estaba allí para ver cómo se desenvolvía sobre las tablas. Tras aguantar estoicamente a que Christina Rosenvinge (debería fusilar discos de AHORA, no de hace quince años) terminara su soporífera actuación, aparecieron unos Camera Obscura serios, adustos, de metodista e impactante imagen dispuestos a hacer pocas concesiones al público allí reunido. Saludos breves y cara de pocos amigos para empezar un espectáculo perfecto. Porque Camera Obscura son, en este momento, una precisa maquinaria de relojería musical que tiene en Tracyann Campbell una
front-woman de carácter (que pide que le pongan un whisky y que si la gente no se calla sube el volúmen del todo y canta a armoniosos gritos). Una songwriter de porte jesuítico que está muy alejada del estereotipo de niña indie que todo el mundo asocia al género. Armada, dependiendo de la canción, con una Fender, una tremenda guitarra de media caja y un guitarrón acústico aparecía como el perfecto cruce de caminos entre June Carter y Amelia Fletcher.




Iluminada por su visión, dirigió, con mano de hierro, un mágico concierto de hora y media en el que brillaron de manera extraordinaria las canciones de su reciente LP (como si todo lo anterior perteneciese a una vida ya olvidada). Tremendas relecturas de
Let's get out of this country, Come back Margaret, The False contender o If looks could kill que salpimentaron con algunas composiciones nuevas que hacen desear la inminente publicación de su nuevo disco (excelentes, por cierto). Y pasando olímpicamente de la gente: lo siento, pero vamos a tocar una canción nueva. Eso sí, cual madre mormona, nos recordó a todos los allí presentes que había que pensar en otros no tan afortunados que se habían quedado a las puertas del local. Para todos ellos tocaron una demoledora rendición de Lloyd are you ready to be heartbroken? que se acompañó de una lluvia de globos rojos. Es cierto que, con los globos, se le escapó una sonrisa, pero se borró de inmediato cuando por culpa de ésos mismos globos perdió un zapato. Otra vez la cara de mala leche contenida. Y rítmos rockabilly furiosos para cerrar la noche con una mágica Razzie Dazzle Rose, tristísima e increíblemente airada que se desmoronó entre nubes de guitarrazos a tremendo volumen (sí, sí, un final ruidista) en una culminación que sólo cabe describir como apoteósica. En el bis, más amables, concedieron una preciosa I need all the friends I can get que cerró un concierto sobresaliente en el que los escoceses exhibieron una monolítica convicción artística.






Al terminar, la conclusión a a que llegué es que, ahora mismo, Camera Obscura es un grupo obsesionado por completo con lo que hace. Convencidos con fanática certeza de sus actos. Fanatismo y convicción que se traslada a cada una de las notas que pulsan. Así, ofrecen un espectáculo insólito: el retrato de un grupo que, renacido, se autoproclama con sus actos, y de manera unilateral, máximos guardianes de la ortodoxia musical perdida. Un dulce imprevisto en la trayectoria de una banda que, nacida con una manierista vocación de mímesis, ha visto la luz y, como posesos, lo proclaman a los cuatro vientos. Mientras unos y otros se escudan en recrear sin sentido el sonido
indie, Tracyann Campbell ha diseñado un nuevo puritanismo pop. Y contagia a su música de cualidades de las que llevamos demasiado tiempo prescindiendo: fanatismo, fortaleza y fe. Y, la verdad, al resto sólo nos queda rezar y rogar que esta posesión le dure muchos LPs. Y, de paso, pedir que el sello Elefant siga contagiado de este espíritu y, continuando el camino de perfección que ha emprendido en este último año, sea quien publique esos discos.


6 comentarios:

uachi dijo...

y que los sigan sacando en vinilo !!!

Anónimo dijo...

Pues sí,

Elefant lo está haciendo muy bien, después de desprenderse de la morralla y de sacar sólo cosas buenas y bien hechas.

Un ejemplo para otros sellos que se empeñan en seguir sacando mierda tras mierda, cosas que no interesan a nadie, objetos vacíos, personajes rescatados del pasado más rancio, etc, etc ...

¡¡¡ Luis y Monste, seguid así !!!

lito dijo...

Para mi el let's get out of this country es el mejor disco del año, no me canso de escucharlo.
Yo estuve en el concierto de la sala el sol de Madrid y a pesar de que son muy serios me gustaron mucho.

Karpov Shelby dijo...

Pues si Francisca, de justicia es reconocer que Elefant está en una racha excelente. Su particular purga de grupos les ha sentado muy bien.

También coincido en que lo de Camera Obscura está ente lo mejorcito del año 2006 (y mira que es un grupo que nunca ha tenido mis simpatías, la verdad). A ver si aparece en alguna lista, porque no son modernos ni nada.

La seriedad y rotundidad que han adoptado me encandila, por cierto.

Anónimo dijo...

Aunque esto corresponde al asunto de ayer (Momus) no puedo dejar de comentarlo aquí mismo.

Acabo de visitar el blog del susodicho Momus y, al margen de que pueda ser una persona bellísima en la vida real, en el mundo más o menos virtual me parece un pretencioso de tomo y lomo. Sus comentarios de la vida, de la arquitectura, del arte y de (Oh, no!) Madrid, me parecen de lo más bobo que he podido leer en mucho tiempo. Y la gente que contesta no hacen más que participar en ese juego de "yo soy más pretencioso y sé más que tú". Me ha parecido ridículo todo lo que he podido leer.

Y lo de los zuequitos, la peluca, lo que llevaba colgando y el pantalón corto para pasear por las zanjas y el frío de Madrid son un punto.

Al loro las risas que se echan con el "todo Madrid" que estuvo en su concierto y con la gente "muermo" que asistió a él.

¡Así me gusta! Friki y agradecido.

Karpov Shelby dijo...

Ja ja yo soy muy fan del blog de Momus, Federica.- Creo que exageras, la pretenciosidad y el componente de artificio es parte general del encanto del propio personaje que se ha esforzado a lo largo de su carrera de labrarse una reputación de leyenda. Yo lo leo cada día.

Lo del "todo madrid" está muy bien, además cita (y traduce) el Post-Tremolina, lo que está muy bien.